25 Anécdotas viajeras contadas por 25 blogueros de viajes

¿Qué es lo mejor de los viajes? ¿Eso que nunca olvidas aunque pasen 10 años? ¡¡Las anécdotas!! Y las divertidas más! Así que hoy nos mondamos de risa con las anécdotas viajeras más cachondas vividas y narradas por 25 Travel Bloggers!

Los ingredientes? Tenemos de todo, perros policías en trenes nocturnos, pseudoamputaciones en Resacón en Tailandia, chinitos que te estafan sin perder su sonrisa desquiciante, habitaciones de hotel un poquito húmedas de más, contrabandistas en Jordania… no te pierdas ni una que son la caña!!

Queríamos agradecer de una manera especial a todos los blogs de viajes que han participado por ser tan majetes y colaborar con nosotros en este súper-post, así que hemos creado estos chorra-gifs dedicados a cada uno de vosotros con todo nuestro cariño (y un poco de demencia también)! :D Esperamos que os echéis buenas risas! Mil gracias a todos!

Índice de anécdotas

Chavetas  (Samoa)

Recuerdo perfectamente el día que llegamos a Samoa. El vuelo llegó a las 2 de la mañana y parecía que echaban jarros de agua a dos manos «los angelitos». Para este día habíamos hablado casi a ciegas con un tipo que encontramos en internet para tener alojamiento. La primera en la frente, allí no aparecía nadie a buscarnos. Tardamos media hora hasta que por fin alguien nos señalara su coche, ni se había inmutado en salir de él. Pero lo gracioso comenzó cuando llegamos a una zona en medio de la nada, y bajo 4 palos con una lona de plástico había plantada una cama bajo la que era ya una tormenta con rayos y truenos. Allí teníamos que dormir. Ahora nos reímos pero la «técnica de la avestruz» nunca estuvo mejor diseñada (dormir y no pensar en que podía pasar, jaja). A la mañana siguiente la lona estaba a punto de rebosar del agua que tenía y Paula tiraba de mí para salir de la cama y desaparecer, jaja

Isaac y Paula disfrutando de su alojamiento en Samoa

Colorado On The Road  (Estados Unidos)

Cuando entré a EE.UU por el norte de la costa este, la primera ciudad que visité fue Seattle. De ahí puse rumbo hacia Montana para Visitar Yellowstone. Después de dejar atrás La Ciudad Esmeralda, mi segundo día de acampada me acerqué a un Campground  para acampar y pasar la noche. Para no pagar pregunte a unos jóvenes si compartían su plaza conmigo y de muy buen rollo aceptaron. Cinco minutos después la cerveza ya estaba corriendo y el humo de los cigarros de la risa nublando las ideas. Uno de ellos me preguntó:

-¿Dónde has oído hablar del Sasquatch Festival tio?

-¿Qué festival? Respondí yo.

-El que empieza mañana hermano, ¿si no qué haces aquí?

-Pues me estoy dando la vuelta al mundo en bicicleta.

-De eso nada, mañana te vienes al festival con nosotros, me sobra una entrada y te la regalo colega.

Al día siguiente no daba crédito, menudo pedazo de festival. Cinco escenarios, tres días de música, miles de personas gritando al unísono y de fondo el cañón del río Columbia. Eso se merecía, además de beber cantidades industriales de cerveza, ondear mi bandera española, lo cual fue un gran acierto. Cada vez que la lucía a los cinco minutos me rodeaban un grupo de mujeres, en mi vida he estado tan solicitado…bendita parada en el Campground!!!

Javier Latin Lover Colorado

Consejero Viajero (Tailandia)

El año pasado me picó un mosquito en Tailandia, concretamente en el tobillo, después de 2/3 días se me infectó y se empezó a hinchar… no podía ni calzarme las deportivas jaja. La tarde de antes de la excursión a «La Playa» pasé por una clínica y pregunté cómo lo veían. Me dijo que pintaba mal, que tendrían que abrírmelo para desinfectar :S, enseguida pensé que si abrían no podría bañarme, es decir adiós excursión y fin a las vacaciones…

Le dije que si podía volver mañana a curarme, su respuesta fue: “si tardas mucho puede que haya que amputar…” :O Yo escuché amputation y me bajó la tensión y todo, mis amigos le decían al médico: “¿¡¿¡Tú estás loco?!?!” El enfermero enfadado y ofendido, una escena de película tipo Resacón en Tailandia.

Salimos de la clínica, valoramos la situación y dije: “vamos a disfrutar la noche, de la excursión mañana y que sea lo que budha quiera!”. Nos fuimos de fiesta (que no hay nada que el alcohol no cure) y al día siguiente de excursión. Al volver a la clínica me vio de nuevo el médico, y al final sólo me desinfectó por fuera, pastillas, pomada con cortisona y 3 goteros con antibióticos…

Me río ahora de la palabra amputation, pero en ese momento me bajó todo, jaja.. También nos pegamos buena fiesta esa noche en Koh Phi Phi.

Enrique tratando de curar su pie con alcohol

Con un par de botas (Groenlandia)

Durante el verano de 2014, o quizás mejor decir durante el inicio del invierno de 2014, en octubre, andaba trabajando por Groenlandia. Sin duda es uno de los viajes de los que puedo extraer mayores momentos tragi-cómicos… como olvidar congelar la carne de foca que habíamos comprado a los pescadores unos días atrás y al volver tras una semana fuera de la casa, encontrarme un olor horrible que ocupaba cada rincón. Aún con el traje de navegación puesto (pues venía directamente con mi petate de la zodiac), tomé la bandeja llena de sangre y en un resbalón acabé empapado con toda la sangre de foca apestosa por encima mía.

Alberto sufriendo en sus carnes la crueldad de la naturaleza

Dónde te metes (Irán)

En 2012 viajé a Irán e intenté hacer couchsurfing. Una chica de 25 años nos alojó en Isfahan, todo bien hasta que por la noche conversamos y salió el tema de que yo no soy español (lo dice mi perfil), se enfadó y dijo que le había mentido y que nos teníamos que ir (12 de la noche), estuvimos más de 1h discutiendo pero no entendió razones, así que empezamos a empacar…hasta que se pone a reir y nos dice que «era una broma».

Al día siguiente nueva bronca porque hablábamos alto y sus vecinos pensarían que era puta por “alojar” occidentales. Salimos a recorrer y quedamos en vernos a comer pero nos avisó que hasta las 5pm no estaría libre así que nosotros comimos y cuando apareció se enfadó por no haberla esperado, caminaba 1-2 pasos delante nuestra y de pronto dice que se va, que quedemos a las 7 en el barrio ortodoxo.

Llegamos allí y no cogía el móvil. A las  2 horas de espera nos devolvimos a casa pero no teníamos su dirección (la primera vez habíamos llegado pasándole el móvil a un taxista).

Por suerte reconocíamos la zona y callejeando llegamos, la llamamos y al vernos se pone como loca:  «¡¡¡entren qué no os vean!!!», y nos empezó a dar la lata que no estábamos siguiendo sus normas… decidimos irnos, muchas gracias pero que nos había dejado tirados y que no entendíamos su enfado, así que empacamos y pasamos la noche en la estación de bus.

Diego hizo muy buenas migas con esta iraní

Els Petits Viatgers (Francia)

Cuando una familia viaja con los niños, ya sabemos que, igual que es una gozada viajar con ellos, también existen esos momentos en que te encuentras con situaciones que no te esperas. Esto es lo que nos pasó en Bretaña yendo a visitar el Mont Saint-Michel (Francia). Íbamos sin alojamientos reservados, vamos, a la aventura con tres niñas de 6 años, así que en el camino vimos una “Ferme-Aubèrge”, es decir una granja en la que alquilaban habitaciones, y decidimos ir a preguntar para pasar la noche.

El señor, muy atento y muy simpático, me recibió y todo fue bien. Volví al coche para que las niñas se bajaran y fuimos andando hacia la parte trasera de la granja; donde estaba la entrada de la casa. ¡Qué sorpresa se llevaron las niñas, y yo, cuando vimos a las sobrinas del señor que tenían 11 años, desplumando un pavo colgando de las patas! Yo miraba a mis niñas, miraba el pavo, a mis niñas y al pavo,… pensando: “ahora se llevarán un buen susto”. Pues no!!! Lo tomaron como si estuvieran mirando unos dibujos animados viendo el animal todo desplumado.

Así que empezaron a hablar con esas niñas sobre cómo habían aprendido a hacerlo, y bla, bla, bla… Como si nada, lo más natural del mundo! Es que los niños no dejan nunca de sorprendernos.

Diversión familiar en el ambiente rural bretón

La Mochila de Mamá (Inglaterra)

Hace 10 años pasé un verano trabajando al sur de Inglaterra en un complejo hotelero sirviendo hamburguesas, haciendo perritos calientes, aguantando a ingleses borrachos desde primera hora de la mañana y librando un solo día a la semana. Las primeras semanas fueron desastrosas. No me enteraba de nada y los clientes no hacían el menor esfuerzo por hacerse entender. Cada mañana me colocaba la sonrisa y me armaba de valor y de paciencia para afrontar el día entre parrillas y cajas registradoras.

Un día me tocó atender a una madre inglesa muy maleducada que me pidió varios menús de forma muy desordenada. Cuando le dije que por favor me lo repitiera más despacio, empezó a gritar y a decirme que era una inmigrante que había ido allí a robarles el trabajo. Que cómo podía ser tan idiota de no saber coger un pedido de hamburguesas. Que me volviera a mi país y le dejara ese puesto a un inglés. Yo estaba asimilando sus palabras y maldiciendo a mi estúpido cerebro por entender toda esa sarta de insultos y no ser capaz de entender un capítulo completo de Friends. Cuando terminó de insultarme, le pedí amablemente que me repitiera el pedido y la mujer lo hizo muy despacio y vocalizando mucho como si yo fuera tonta. Mientras le servía su comida, exigió hablar con mi encargado para que me despidieran. Y yo, ni corta ni perezosa, le regalé unos enormes gapos en sus bebidas. Le di su pedido con una enorme sonrisa y un sonoro: Enjoy your meal!!

Marta sirviendo un delicioso cóctel

[magicactionbox id=»3393″]

Los Apuntes del Viajero (China)

Frente a la Ciudad Prohibida de Pekín, recién aterrizados, fuimos “abordados” por dos amables chinas que nos acabaron convenciendo para tomar té con ellas. Nos guiaron por un sospechoso callejón lleno de chinos sospechosos, entramos en un sospechoso local y ocupamos una sospechosa sala privada, donde nos atendió una sospechosa camarera. Todo muy sospechoso, vaya.

Ahí empezó una interminable degustación de tés que intentamos frenar casi desde el principio, cuando caímos en la cuenta de que era uno de los timos de los que ya habíamos sido advertidos. Con la mejor de las sonrisas, y hablando en castellano entre nosotros, decidimos hacer ver que teníamos muy poco dinero encima, algo que les advertimos desde el primer momento. Al llegar la cuenta no nos sorprendió comprobar que teníamos que soltar 70€. Tras mucha negociación, caras de pena y algo de tensión, finalmente conseguimos rebajar el timo a 17€ y salir de allí sanos y salvos. Pasamos algo de miedo y la situación provocó reproches mutuos, pero a la mañana siguiente ya hacíamos bromas con el asunto y los nuevos timadores que se acercaban a nosotros acababan desesperados ante nuestros diálogos absurdos en idiomas inventados. Por cierto, durante la «agradable» velada teníamos más de 600€ encima, tarjetas de crédito, documentación, etc. La podíamos haber liado bien parda…

Pruden pagando su deuda

Millán Dasairas (Frontera Holanda-Alemania)

Recuerdo un trayecto nocturno en tren para trasladarnos de Amsterdam a Berlín para el que buscamos el billete de tren más barato que pudiéramos conseguir, Esto implicaría dormir como pudiéramos en un compartimento diminuto con otros 4 pasajeros.

Al principio todo iba bien y teníamos el compartimento para nosotros dos solos, lo que nos permitió echar una cabezadita estirados, pero un par de horas después aquello acabó pareciendo el camarote de los hermanos Marx.

Entonces llegó la situación más crítica. Estábamos todos medios dormidos, alguno en posturas inverosímiles que supusieron que Made tuviera que oler demasiado de cerca sus pies. De repente, se abrió la puerta bruscamente y dos perros empezaron a meterse entre nuestras piernas, olfateándolo todo y despertándonos a todos.

Dos hombres vestidos de verde militar, grandes como armarios, comenzaron a hacernos preguntas sin parar, intentando incomodarnos mientras los perros registraban todo buscando algo sospechoso. La Zoll, la guardia aduanera, nos daba la bienvenida a Alemania…

Millán haciendo un Ricky Martin

Mundo Turístico (Perú)

Corría el año 2008 y decidí hacer un viaje sola a Perú. Estaba empeñada en darme un capricho y comer marisco, así que me encaminé a un restaurante en Arequipa, dispuesta a pagar mis 25 euros (allí, serían unos 100). Cual fue mi sorpresa que cuando yo esperaba langostinos, nécoras o centollos, aparecieron ante mis ojos calamares, pulpo y otros moluscos que parecían estar poco cocinados o crudos, vaya. Aún cuando ni me gustó la comida, la consecuencia fue una reacción alérgica importante. Lo peor fue mi reacción, pues me eché a dormir (¡¿domir?¡), pero al ver que no pasaba, fui a la recepción del hotel a gatas, llamaron a un médico y éste alivió mi mal. La gracia fueron unos 120 euros (allí unos 400) y ahí sí que sí, uno de los caprichos más caros que me he dado seguramente en mi vida viajera.

A Irene le «echaron droja en el Colacao»

 O Viaxadoiro (Guatemala)

Aquí no hay animales ¿O si?

Quienes sean seguidores del Viaxadoiro conocerán nuestro complejo de no ver animales. Madrugar para participar en “no avistamientos” de pájaros o  embarcarnos en la búsqueda infructuosa de ballenas forman parte de nuestro curriculum viajero.

Aún así la visita a Tikal prometía. Esperábamos una revelación casi orgiástica de monos aulladores, tapires, tucanes, y quién sabe ¡JAGUARES! Aquí hay muchos animales, dijo el guía: Es IMPOSIBLE no ver alguno.

Tras un chasco de amanecer en el templo IV en el  que el sol no aparecía por ningún lado y los monos aulladores parecían haberse ido de vacaciones, bajamos “a tierra” a recorrer el complejo a nuestro ritmo. La probabilidad de avistamiento seguramente se incrementaría si íbamos solos por los senderos menos transitados, caminando de forma silenciosa… al acecho…. Con un poco de suerte  veremos algún animal, sí seguro que sí…¡Esta vez si!

Pués va a ser que no.

Tres horas después recorriendo Tikal y sin ver nada más que un escurrido zorro a lo lejos, ya estábamos cansados y nos fuimos a la entrada a curiosear las tiendas. El sol ya había salido y volvimos al autobús. El grupo esperaba a la sombra y empezamos a hablar sobre la visita. En un momento determinado comentamos que nos había sorprendido que no hubiera animales ¡Qué no habíaaaa! ¡Pero si estaba lleno, quillooo! Y si. Al final vimos docenas de coatís, monos de todo tipo y aves exóticas por doquier pero en las cámaras de los demás.

Camuflaje y moderneo entre la fauna guatemalteca

 Piggy Traveller (Rusia)

Todo comenzó una noche con amigos en San Peterburgo como un chiste, con dos estadounidenses, una británica y una española entrando en un bar, un cutrebar de esos que sirven vodka que da dolor de barriga a cuatro duros. Mis amigos iban achispadillos y yo no podía beber porque estaba tomando medicación para la conjuntivitis.

Con la tajada que llevaban y nuestros caretos de guiris éramos claro objetivo de robo. El estadounidense volvió del baño diciendo que un tío bajo (él es enorme) le había empujado contra la pared y robado el móvil del bolsillo. Él, consciente de su estado y sin fuerza para pelear, se tuvo que joder. La británica se pasó la noche durmiendo en la silla y le robaron la cámara. La estadounidense había dejado el bolso en un rincón por ahí (¡menudas luces! Nunca en su vida le habían robado nada) y cuando se dio cuenta de que había desaparecido empezó a montar un pollo impresionante. Preguntó a todo quisqui si lo había visto, incluso a los camareros, que pasaban del tema. Mientras, dos rusos se sentaron en nuestra mesa a darme conversación. «La que tienes aquí con estos tres». Uno hablaba conmigo e intentó robarme el bolso alargando el brazo por detrás. Me di cuenta y le di un empujón. La gente empezó a mirarnos, los chicos se fueron y después nos marchamos nosotros, que ya habíamos tenido bastante. Sobre todo yo, aguantando a los tres de camino a casa. ¡Por lo menos no me robaron!

Iriene en el ambiente cotidiano de los bares rusos

Planeta Dunia (Turquía)

Empecé a viajar con agencias de viaje junto a mi hermana hace bastante tiempo. En el viaje a Turquía, el guía se largó con el grupo y nos dejó a mi hermana y a mí, en un puesto de recuerdos junto a la carretera en Capadocia. Estábamos tan absortas regateando por un juego de té que el autocar se fue sin nosotras y el guía no cayó en la cuenta de contar si estábamos todos. Los vendedores se dieron cuenta de que algo pasaba, cuando vieron a dos mujeres desternillándose de risa con la mirada puesta en una nube de polvo que se alejaba. Enseguida vinieron a rescatarnos, nos ofrecieron té y dátiles y nos pusimos a hablar en una especie de bar que tenían montado allí mismo. No había ninguna población al lado, estábamos solas en mitad de la nada, contemplando el paisaje erosionado de las chimeneas de las hadas. Cuando el guía se dio cuenta que no estábamos dio media vuelta con el grupo y vino a buscarnos.

Unos meses más tarde el vendedor con el que estuve absorta regateando, me hizo llegar a casa el juego de té del que me había enamorado, llegaba por correo protegido por unos fantásticos calcetines de lana tejidos a mano. Un inmejorable recuerdo de viaje ¿no os parece?

Ana es muy fans del regateo

Próxima Parada la Luna (Italia)

24 de diciembre de 2005, Roma.

Venía de Perugia de haber terminado un curso de italiano y, junto a otras compañeras de clase, decidí asistir a la Misa de Gallo en el Vaticano. Como primer paso, nos fuimos a dejar las maletas en la consigna de la estación de Termini. Nos metimos en el ascensor e inmediatamente cuatro tías más decidieron acompañarnos en nuestro viaje a la planta -1. Apenas salimos, me encontré con que me habían robado el estuche donde tenía las cosas que jamás se deberían perder: pasaporte, billete aéreo y todo el dinero que me quedaba para el resto del viaje antes de volver a Venezuela en tres semanas. Decidí quedarme un poco más en la estación para pasar el mal rato y ahí sí que me terminaron de robar todo lo que pudieron: me fui a llamar a un teléfono público, le metí 1,50 € y se los tragó sin dejarme hacer la llamada. Acto seguido y, aún incrédula, fui a recargar mi móvil con 5 de los 20 € que me quedaban, y se comió 4 € por el tema del roaming por las llamadas recibidas del extranjero los días anteriores. Al final, decidí no ir a ninguna misa de nada, me tomé un Bailey’s en el bar de la estación con el dinero que me quedaba y esperé a mi primo que venía de Calabria a pasar la Noche Buena conmigo. Terminamos él, mis amigas y yo en un Restaurante Chino en el que los únicos impertinentes comensales éramos nosotros. “Un Natale diverso”, sin duda alguna =)

Ley 25 de Murphy: Cualquier situación por mala que sea es susceptible de empeorar

Salta Conmigo (Frontera Siria-Jordania)

Cuando visitamos Siria hace años, nuestra vuelta a Ammán (de donde salía nuestro vuelo de vuelta) la hicimos en un taxi compartido desde Damasco. Ya costó bastante salir del aparcamiento porque no había más pasajeros y los taxis compartidos sólo arrancan cuando están llenos. Después de más de una hora oyendo la misma canción en el coche (nuestro conductor palestino estaba enamorado de ella y, además de cantarla, cuando estaba a punto de acabar pulsaba para que volviera a sonar), llegamos al Duty Free de la frontera. El taxista nos preguntó si bebíamos. Cuando le dijimos que no, nos respondió que sí y nos dio una botella de whisky a cada uno. Nos preguntó después si fumábamos. También le dijimos que no, volvió a decir que sí y nos encasquetó un cartón de tabaco (además de otros cartones que colocó entre los asientos y dentro de las guanteras del coche).

En la frontera con Jordania nos paró la policía. Tuvimos que bajar y abrir las mochilas. Por supuesto, el policía nos preguntó si las botellas de whisky y los cartones de tabaco eran nuestros. Nosotros, con algo de preocupación (habían llegado a meterse debajo del coche para revisar los bajos), respondimos que sí.

No hubo problemas… durante un día fuimos contrabandistas entre Siria y Jordania.

Sara y Jaac en su Versión 3.0 : Escapa Conmigo

[magicactionbox id=»3045″]

Sin parar de viajar (Islandia)

Os ponemos en situación, Islandia, nuestro 4º día de viaje en la zona norte dejando atrás el lago Myvatn y continuando nuestra ruta por el pais. En un valle vimos caballos a los que podíamos acceder fácilmente por lo que nos orillamos en la carretera y fuimos a tocarlos porque son super majos. En la zona ya atardeciendo había muchas moscas, por si no sabéis cómo son las moscas en Islandia las resumimos como más pequeñitas que las de aquí y están un poco bobas. Chocan y chocan sin parar con tu cara, se te meten en todos los orificios que pueden.

Os podéis imaginar casi qué pasó, despues que Ruth nuestra compañera de viaje se comiese unas cuantas, la pobre no puede parar de hablar, llego el momentazo. Sergio feliz por tocar los caballos y de repente ¡ZAS! se quedó ciego XD lo vais a apreciar más el en este video jajaja, el pobre ciego y nosotros no podíamos parar de descojonarnos, tenia una mosca en cada ojo!

Moscas Kamikazes en Islandia (GIF cortesía de Silvia y Sergio de Sin Parar de Viajar)

Trajinando por el mundo (Nepal)

Viajando por Nepal dormí con un chico, en medio de la montaña, en una precaria cabaña de chapa que nos cedió un lugareño de la zona. En mitad de la noche empezamos a escuchar ruidos como de pezuñas que trataban de “tirar el refugio abajo”, y mi compañero, algo miedica y casi histérico, empezó a gritar en un inglés bastante cuestionable para que acudiesen a socorrernos. El diálogo con el propietario del refugio, cuya casa se encontraba a unos 200 metros, fue algo así:

– EHHH!!! EHHHH!!! WHAT KIND OF ANIMAL IS THAT!!!!

– What animal???- THAT ANIMAL!!! DANGEROUS O NO DANGEROUS!!!

– Dangerous my friend, mountain many animals!!! (el nepali no tenía ni idea de la que estaba liando con su respuesta, jajaja).

– DANGEROUS!!!! BUT PROBLEM???!!

– Not problem, my friend, good sleep!-

OK! NO PROBLEM! BUT IF TOMORROW THEY EAT…!!!!

Aquí ya no lo pude resistir más y exploté a reír: ¿¿”If tomorrow they eat”??. Y más me reí a la mañana siguiente cuando descubrimos que el ruido no era más que el provocado por unas banderas de oración que golpeaban contra la chapa de nuestro refugio debido al viento. ¡Mi pobre amigo no pegó ojo en toda la noche!

Carmen te aconseja no cabrear a Muzzy

Tú, yo y mi Mochila (Malasia)

Todo ocurrió en octubre del año pasado, justo hace ahora un año… Llegábamos a Kuala Lumpur (Malasia) procedentes de Phnom Penh (Camboya). En el aeropuerto cogimos nuestras mochilas y nos dispusimos a tomar un taxi que nos llevara al centro, a la dirección de nuestro alojamiento en la ciudad.

Nos subimos en un taxi muy limpio y bonito. El taxista iba uniformado y de punta en blanco. Estábamos gratamente sorprendidos. Al poco de empezar la marcha, ese hombre uniformado y de punta en blanco, empezó a eructar como si no hubiera un mañana. Patri y yo no nos lo podíamos creer. El tío estaba tan tranquilo y cada 30/35 segundos, lo cronometré mentalmente, soltaba un tremendo gas por su boca. No sabíamos dónde meternos y si seguir respirando en ese pequeño habitáculo u optar por el auto-ahogamiento. Sólo deciros que el viaje duró unos 45 min. Haced vosotros las cuentas…

Juan y Patricia hacen una cata a ciegas del desayuno del taxista

Turiscurioseando (Nueva Zelanda)

Por muy cobarde que una sea, cuando viajas a un destino como Queenstown (Nueva Zelanda) – que presume de ser la capital mundial de la aventura, nada más y nada menos – te contagias del ambientillo y hasta te envalentonas. Si encima tienes un amigo que es piloto de parapente tándem y te invita a volar por primera vez, y gratis, uno tiene la inconsciencia de decir que sí. Por supuesto, ya en la zona de despegue, al borde del precipicio, mi único pensamiento era “qué c… hago yo aquí, que no me he despedido de nadie, ni he legado mis escasos bienes.” De repente un empujón y ya estaba en el aire. Y sabes qué, fue genial volar en parapente sobre Coronet Peak. Eso sí, no sé si repetiría!

Mauxi es muy de deportes extremos

Viaja por libre (Marruecos)

Ya hemos perdido la cuenta de las veces que hemos bajado al “moro”, pero nunca olvidaremos la primera vez. En aquel viaje éramos cuatro, dos amigos, Miguel y yo. Íbamos en un pequeño coche utilitario desde Madrid con ganas de recorrer Marruecos sin prisas y sin agobios, hasta que nos ocurrió un “pequeño” imprevisto. En la carretera entre Errachidia y Rissani, de camino a las dunas de Merzouga, íbamos conduciendo con el reloj en contra, ya que queríamos encontrar un hotel antes de que se hiciera de noche. De repente, en pleno desierto, apareció un cambio de rasante, pero con una sorpresa, al final de él había tres grandes rocas puestas por “varios” niños. Su objetivo, parar a los coches y pedirles algo de dinero o comida.

Pero la ley de Murphy esta presente en muchos lugares e hizo que cuando pasamos el cambio de rasante nos lleváramos por medio las tres grandes rocas, dejando por el camino dos ruedas reventadas y parte del bastidor hecho añicos…

Cuando paramos en seco, o el coche más bien paró por inercia… todos estábamos asustados, pensando qué demonios había pasado. De repente aparecieron decenas de niños rodeando el coche, golpeándolo, mirando qué había dentro y gritando. En una situación como ésta de agobio, lo primero que te puede venir a la cabeza es ira u odio. Tu coche esta destrozado en medio de la nada rodeado de personas con apariencia “hostil”.

Como había que salir del coche cogimos lo primero que teníamos cerca. Botellas, el gato del coche, etc.. cualquier cosa para atizar a cualquiera que intentara robarnos. Salimos y al poco rato nos dimos cuenta que todo el ruido producido por la gente, sus empujones, etc.. era tan solo curiosidad, asombro. No esperaban que pasara algo así, pero era de noche y el cabreo era sublime. A los pocos minutos a lo lejos se acercó una persona anciana a la que no entendimos nada, pero por sus gestos indicaba que habían pedido ayuda. Pasado unos minutos, algo increíble, apareció el ejercito con un sargento que hablaba español gracias a su vena de gigoló y sus flirteos con alguna que otra ceutí, el cual nos ayudó a salir de tal aprieto. Una grúa por una botella de vodka resolvió cualquier cosa que no pudiera resolver el dinero. El alcohol y el tabaco son capaces de abrir mil puertas en este mundo… No los dejes en casa..

Dakar por libre

Viajamos Juntos (Andorra)

Vivimos esta historia en uno de nuestros trekkings por Andorra. Llegamos a un refugio sin guardar donde había más gente. Charlamos un poco y nos fuimos a dormir: dos hombres y su perro abajo, y nosotros arriba, en las camas corridas. Dejé la botella con agua a mi lado. Oscuridad total, puertas sin cerrar – por si venía alguien más – rugidos del perro, frío…

Yo me dormí, pero mi mente no: seguía inventando historias fantásticas. Estaba corriendo perseguida por un villano a punto de alcanzarme, me cogía del pie… le di una patada, y me desperté… uno de los hombres de la cama de abajo me deslumbraba con la linterna, asustado, protegiendo su cara…

Por lo visto no cerré bien la botella y en mitad de la noche le cayó agua, y él se levantó y me tocó la pierna para despertarme.

La noche siguiente volvimos a coincidir con ellos. Cenamos juntos, y como ya había más confianza, nos contaron su versión de lo sucedido:

«Estaba durmiendo, cuando me pareció notar una gota en la frente. La frecuencia del goteo se aumentaba, y en algún momento me cayó un chorro. ¡Estos H…. de P… están meando! Claro, como hace frío fuera, no querrán salir. Pero me di cuenta de que el agua estaba fría, así que no podía ser pis. Me levanté para buscar lo que goteaba, te desperté y casi me matas…«

Resumen: Cuidado con los refugios, nunca se sabe quién dormirá a vuestro lado;)

Dos versiones de la misma noche

Viajando en Furgo (Escocia)

Una tarde en Escocia nos dirigimos a las Fairy Pools, en la isla de Skye, un lugar idílico para darnos un chapuzón. Para acceder a ellas hay que caminar un ratillo por un sendero. Dejamos la furgo en el aparcamiento y comenzamos a caminar. Serían las 5 de la tarde y todo el mundo volvía de regreso. Según caminábamos íbamos disfrutando del río, las pozas y el paisaje. Además prácticamente ¡SIN GENTE! ¡Genial!

Llegamos a una poza preciosa. Nos pusimos el bañador y al agua. No fue demasiado fácil porque el agua estaba congelada. Pero lo peor estaba por llegar. Comprendimos, en cosa de segundos, por qué, a esas horas, no había un alma allí.

Nada más salir del agua… ¡comenzaron a aparecer miles y miles de mosquitos highlanders dispuestos a chuparnos toda la sangre! ¡Los temidos mosquitos de las Highlands! Como si de una plaga de langostas se tratase nos cubrieron enteritos, picándonos por todas las partes del cuerpo. Las niñas no podían vestirse, acurrucadas gritaban “¡¡Mamá, no puedo!!” incapaces de moverse, tan solo para intentar quitarse los mosquitos. Pasamos de toalla, sin vergüenza ninguna, para vestirnos cuanto antes y salir de allí pitando. Sin calcetines, sin sujetador,… corrimos, literalmente, a la furgo, dándonos tortazos para intentar quitarnos de encima estos minúsculos pero jodidos bichines.

Resultado: cientos de picaduras en todo el cuerpo, sobre todo Claudia que es un imán para los mosquitos.

Los mosquitos de las Highlands no son una leyenda urbana. Son tan reales como la vida misma.

Super Mosquito Bros

Viajando. Imágenes y sensaciones (Rumania)

«De cuando cogí un bus hacia el centro…»

Estaba viajando yo por Rumania con una amigo y llegamos en tren a la ciudad de Constanza, en el este. Al salir de la estación pensamos que podríamos ir a pasear por el centro y justo en ese momento vimos un autobús que ponía la palabra CENTRE, y dijimos, pues venga, lo cogemos! … El bus dio unas cuantas vueltas y veíamos que cada vez íbamos dejando atrás lo que parecía ser la ciudad… y más y más… Hasta que llegamos a la última parada, en mitad de la nada y donde ya no quedaba nadie en el bus. Le preguntamos al conductor por el centro de la ciudad y después de echar una buena carcajada, nos dijo que veníamos de allí. Que teníamos que esperar media hora para volver, pero que podíamos hacerlo dentro del bus… y que no nos cobraría el billete.

Claro… desde cuándo hay autobuses en las ciudades que te lleven al “centro”? En fin… muertos de vergüenza y porque parecía que era la primera vez que salíamos de casa, nos quedamos en el bus esperando a regresar a la ciudad… :)

Sabela muy a las afueras…

Vivir al Máximo (Tailandia)

Una noche en Chiang Mai me desperté de madrugada por el ruido de una pareja que acababa de llegar al albergue. El chico holandés que dormía en la habitación de arriba había triunfado en la discoteca, y se había traído a una amiguilla a sus aposentos. No tardaron en ponerse al lío, y todo parecía transcurrir con normalidad hasta que de pronto se pararon todos los ruidos y escuché a la chica hacer la pregunta del millón: «¿Sabes cómo me llamo?» Después de unos segundos intensos, durante los cuales la tensión se podía cortar, el chico respondió correctamente. Por suerte hubo final feliz, pero se mascó la tragedia. Moraleja: si te llevas a alguien a la cama, ¡no olvides preguntarle el nombre y acordarte de él!

Ángel durante una noche típica de hostel-mochilero

Beats of my trips (Gales)

Durante nuestra experiencia Wwoofing por Gales fuimos a parar a un Bed&Breakfast muy peculiar. Lo regentaba una familia formada por la mujer y mandamás, de unos 60 años, su marido cascarrabias unos 20 años mayor, junto con su hijo, nuera, el bebé, su cuñada, una amiga y otros dos «ayudantes» más como nosotros.

Allí tuvimos ciertos problemillas a la hora de comer, no porque no nos pusieran comida, qué va! nos alimentaban como burros para que rindiéramos más jeje… pero el tema era que la señora jefa, que se encargaba de hacernos la comida (para controlar lo que cogíamos más que nada), mientras cocinaba tenía la costumbre de picotear y hablar a la vez, cosa que nos venía estupendo para practicar nuestro inglés, si no fuera porque veíamos cómo salían los perdigones de su boca directos a nuestra comida! ¡Nos hacía unos sandwiches mixtos de verdad! Mixtos porque llevaban de todo lo que salía de su bocaza!

Así que muchos días se nos quitaban las ganas de comer, y luego bajábamos los cuatro «wwoofers» a escondidas a la despensa muertos de hambre a pillar cajas de kellogs!! ;D Al final nos acostumbramos y cada vez que veíamos llover trozos de comida nos mirábamos descojonados y resignados! Estábamos hartitos de los kellogs, así que… to pal buche! ;)

La abuelilla galesa dándole su toque especial

Te has echado unas risas? Cuéntanos tu anécdota en los comentarios!